15.12.04

CRÓNICAS DEL OCHOYMEDIO 11 - VIDA SOCIAL Y SÍNDROME DE YUSHCHENKO

Que no, que no, que no. Que por muchas dosis de optimismo autoimpuestas para abordar con alegría y frenesí estas fechas de consumismo desbordado, al final son un coñazo y hay pocos motivos para el deleite salvo los Extras Navidad de las revistas de cabecera de cualquier persona humana con fundamento, a saber: GQ, Men’s Health, Down Town, Tendencias, Vanidad…

¿Por qué entrará esa imperiosa necesidad en estos últimos días del año de comer, tomar café, cenar, tomar una copa, y hasta copular con esas personas a las que no hemos hecho ni puto caso el resto del año? ¿Acaso no vivimos ya de por sí en una sociedad en la que es casi imposible estar más de 15 minutos a solas? ¿O acaso no llevamos a nuestras espaldas 365 días de incesante y frenética vida social llena de reuniones con clientes, almuerzos de trabajo, cumpleaños familiares, bodas de primas, bautizos de sobrinos políticos, despedidas de soltera con boys de saldillo, cenas de entregas de premios, cocktails de bienvenida (pérez), recepciones del embajador, presentaciones de joyas en el Ritz, funerales de estado, congresos del sindicato, sesiones de control parlamentario y hasta visitas al Sumo Pontífice?

Oh my God, mi agenda Louis Vuitton ha empezado a echar humo y la palm pilot se ha vuelto loca y se cree una Game Boy. Paqueveas. Hay que frenar esto o sufriremos todas el síndrome de Yushchenko: nuestro juvenil rostro se llenará de pústulas, se nos hinchará y se nos volverá de un tono azulado. Y no habrá cirujano brasileño capaz de arreglar semejante desaguisado.

Por eso, lo mejor es darle al cuerpo lo que pide y continuar con las buenas costumbres de antaño. Como por ejemplo ir al clubdelochoymedio cada viernes. Y así ocurrió el fin de semana pasado. Antes de la cita, algunos de los miembros del club hicieron una incursión preparatoria en Demodé, antiguo burdel de baja cama y ahora convertido en el club más fashion de la city, del que todavía permanecen las lámparas estilo remordimiento, los sillones de terciopelo y hasta algunas ladillas agarradas desesperadamente a la moqueta de las paredes. Y es tan tan tan tan moderno, que es el primer local en el que hay cola para salir y no para entrar. Lo más de lo más.

Una vez lograda la difícil salida del antiguo puticlub, y despistados los fotógrafos de la crónica social, Mariscal, La Niña Probeta, Marisol Liu, Ataturk, Tunafish y La Carrington hicieron entrada con el paso firme y la barbilla bien alta en el sancta sanctorum del cómomelopasoyquémodernosoy. Les acompañaba por primera vez Le Petit Maistre, que por fin después de varios infructuosos intentos era llamado a conocer los misterios del club. Su evolución será observada por el tribunal para determinar si es merecedor de un carnet o no. De momento progresa adecuadamente.

Cleopatra Bowles, tan divina como siempre, llegó un poco más tarde acompañada de sus dos guardaespaldas macedonios a los que ha decidido dar un toque más chic y trendy para que peguen con su propio estilo. Ya sabemos lo difícil que es pillarla en un renuncio. Y también Electroscotch se incorporó un poco más tarde a la reunión semanal, en compañía de una misteriosa dama rubia de aspecto anglosajón con la que comparté su afición por el más allá, es decir, por lo que está abierto más allá de las 07:00 A.M.

Así dio comienzo otra gloriosa sesión, amenizada por el dj resident del local primohermano de la Ciudad Condal, y como no, por las copas by-the-face de Lobo, nuestro camarero favorito, por las risas, los bailes, los planetas y hasta por los romances one-night-stand. Y hasta aquí puedo leer. Si no, haber estado allí, que es lo suyo.

El sábado, sabadete, camisa nueva y doblete. Doblete de actos sociales que hicieron que el club se tuviera que dividir para que ambos eventos contasen con la disputada presencia de una representación del mismo. Efectuado el sorteo, Mariscal, Kakatua, el Caballero Teutón y La Carrington desempolvaron sus chaqués YSL para acudir a la residencia del embajador de Valonia en Madrid. Su consorte italiana puede dar lecciones a la Presyler de buen gusto, belleza y hospitalidad. Sin necesidad de sacar los Ferrero. Y de él qué vamos a contar: que está bueno como el pand'oro y el champán. Y precisamente tras estos manjares tan navideños, y tras una breve visita a Bershka (no la tienda barata, sino la famosa lanzadora italiana de cuchillos ), los cuatro corrieron a unirse al otro evento.

Pues no era otro que la celebración multitudinaria y por todo lo alto del cumpleaños de la incomparable Fati Glamour, que a pesar de mantener en secreto su edad, contó con casi todo el resto de miembros del club y sus allegados, y por supuesto con las Killer Neomammas al completo. Incluso la última incorporación, que ya ensaya su primer tema en solitario, titulado "Empiezo a hacerme a la idea de que voy a ser mamá", inspirado en el clásico tema que todos sabéis.

La noche concluyó con la fugaz visita de algunos miembros a uno de los nuevos templos de la ordinariez, el pijerío, el mal gusto y el quieroynopuedo (Madrid es muy grande y desgraciadamente tiene que haber de todo), pero como este tipo de actividades resta muchos puntos (ahora que el carnet del club va a ser como el de conducir), y como hay que preservar ante todo la reputación y dignidad del clubdelochoymedio, omitiremos el nombre del local en cuestión (no vayamos a dar ideas) y correremos un tupido velo.

También tupido es el tapete sobre el que Mariscal, Kakatua, el Caballero Teutón y La Carrington comenzaron el domingo el campeonato invernal de canasta del Casino de Torrelodones, con sus mejores Bulgari en los dedos y sus cajetillas de Davidoff en el bolso. ¿Conseguirá la ludopatía y ansias de ganar de los cuatro que La Latina se quedé sin su presencia en las tardes dominicales?

Las incógnitas se irán resolviendo, los días de agitación irán pasando, las calorías de tantos eventos se irán acumulando, la agenda se seguirá llenando y el club seguirá velando para que, pase lo que pase, estas últimas semanas de 2004 sean dulces como un polvorón, burbujeantes como el cava, surrealistas como un villancico, multitudinarias como un belén, brillantes como la estrella de oriente, glamourosas como SS.MM. Los Reyes Magos y felices como un cagonet. Sed felices. Porfa.

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